Redacción
Mientras funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPC), empezando con el titular Iván García Álvarez, siguen atendiendo sus “negocios” externos, la dependencia está a punto de reventar, por los malos manejos internos en sus áreas.
Una de ellas, el C4, en breve realizará también una protesta, para exigir la salida de Diego Navarro Jara, otro de los parientes de Salomón Jara Cruz, hermano de Emmanuel Navarro Jara, dirigente de Morena, a quien le han dado un espacio para crear un “centro de control secreto”.
De acuerdo a la denuncia de trabajadores Diego Navarro Jara, un sujeto sin presencia, ni capacidades policiales, tiene todo el apoyo y los recursos para operar una oficina fuera del organigrama de la dependencia, dedicado a espiar no solo a los elementos, sino a personajes políticos y del mismo gabinete.
“Está operando un tipo de centro de control secreto, donde montaron un equipo especializado para monitoreo, rastreo y seguimiento de algunos funcionarios y políticos importantes, el centro de operación está en San Felipe, a donde se llevó equipo del C4”, señalan los denunciantes.
Establecen que se sabe de las actividades de Navarro Jara, directamente de sus dichos, ya que cuando está borracho, llega a las oficinas vociferando que “él tiene contacto directo con el patrón, que es intocable y que todos están vigilados, porque en su oficina tiene el control de todo lo que pasa, incluidos los pe…jos del gabinete”.
“Nos encontramos en una situación muy difícil porque no podemos acudir con nadie, tememos que nos despidan como hicieron con los anteriores compañeros pero es grave lo que sucede, ya no estamos dispuestos a soportar los malos tratos de este señor, que además llega ebrio y apestoso a trabajar”.
Finalmente señalaron que ya se están organizando, para protestar como lo hicieron elementos de la Policía Estatal, porque están cansados de “El Sapo” como identifican a Navarro Jara entre la corporación, porque el C4 es una de las áreas más importantes de la SSPC, como para estar a cargo de un sujeto de esa calaña.
“Ahora nos preguntamos en qué manos se encuentra el centro de control si en lugar de cuidar, se dedican a interceptar llamadas, intervenir teléfonos de funcionarios, empresarios, periodistas, maestros y feministas”, subrayaron.