Acostumbrados a aprovecharse de situaciones de conflicto para sacar prebendas personales, el “cártel de los Sosa Villavicencio” ahora busca sentar sus reales en Santa Lucía del Camino, utilizando la tragedia del estudiante fallecido Diego Paz, para lograr sus objetivos.
De manera vil, en contubernio con Jesús Romero López, secretario de Gobierno, incendiario de profesión y con su hermano Horacio Sosa, Flavio está aprovechando la situación actual para desestabilizar políticamente Santa Lucía del Camino, para que se nombre un administrador afín a sus intereses.
La mezquindad de estos políticos hace que quede en un segundo plano la anhelada justicia que merece Diego Ignacio Paz y su familia, la cual está en manos de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) y del Tribunal Superior de Justicia.
Le debe de quedar claro al gobernador Salomón Jara, que la prioridad es reparar el daño a las víctimas indirectas, sentenciar a los culpables y que se sepa qué es lo que realmente sucedió, ya que la obligación del estado es protegerlas y que no sean utilizadas como bala de cañón para los intereses viles y oscuros, de arribistas políticos inexpertos.
La rampante corrupción que se vive en la actual administración, hace que sus funcionarios busquen asentarse en municipios donde los recursos son suficientes para compartirlos con la delincuencia organizada, y así cumplir con los compromisos hechos en campaña.