Por Francisco Alejandro Leyva Aguilar
La verdad yo no sé quien se empeña en soplarle basura al “gobernador”, así en minúsculas y entre comillas, el anodino Salomón Jara Cruz. ¿A poco piensa que trasladando niños enfermos del Istmo a #Oaxaca en un helicóptero y haciéndolo aterrizar en la calzada Porfirio Díaz, junto a la iconográfica fuente de las ocho regiones y frente al Hospital Civil Aurelio Valdivieso, va a solucionar el grave problema de salud del estado?
Ayer otra vez aterrizó el helicóptero oficial con un paciente proveniente de Ciudad Ixtepec y para eso tuvieron que parar el tráfico de la muy transitada Calzada Porfirio Díaz, para ingresarlo a un hospital que carece de insumos para tratar los problemas más elementales.
Otro vez los personeros del anodino Salomón Jara, difundieron como pudieron la “hazaña” realizada por el gobierno del estado y pagaron granjas de bots para promocionar el guango “humanismo” de un gobernador que cada día esta más ausente y mucho más limitado, todo eso para limpiar la imagen que dejaron el domingo las mantas y los carteles que los inconformes con el gobierno fueron a mostrar en los 100 primeros y desastrosos días del gobierno de Claudia Sheinbaum.
¿No habrá quién asesore bien al “gobernador”?, ¿O él no tendrá la suficiente inteligencia como para no darse cuenta que en vez de sumarle, acciones como aterrizar helicópteros en las vialidades de Oaxaca, le restan puntos de aceptación con la sociedad?
La popularidad del calzontzin está por los suelos. Con 12.5% de aprobación, el anodino “gobernador” está apenas un punto y una décima porcentual arriba de David Monreal Ávila de Zacatecas que tiene 11.4% y Lorena Cuéllar de Tlaxcala que tiene una aprobación de 11.1%.
El anodino está muy por debajo de Rubén Rocha Moya de Sinaloa que tiene 30.1% de aprobación y de Layda Sansores de Campeche que tiene 18% de aprobación (aunque hay que decir que Sansores ganó por exceso de Botox, -chiste barato-), y eso es decir mucho porque si alguien debería estar muy abajo, ese es el gobernador que ha permitido una guerra en su estado que ya lleva más de tres meses y que no cesa ni con la presencia del súper secretario Omar García.
Sinaloa está en guerra y Campeche en la frivolidad de una mujer de excesos, pero #Oaxaca está sumido en una crisis de salud sin precedentes causada por la indolencia del gobierno del estado quien a su vez, culpa de la crisis a la “politiquería” sindical, como si no se diera cuenta del grave problema de corrupción que hay al interior de su secretaría de salud.
No puedes poner a un inepto al frente de una dependencia tan importante, aunque sea tu amigo o amiga y si ya te equivocaste porque te ganó el cariño, pues es de humanos rectificar pero al anodino no le entran esas razones y trata de zafarse a como dé lugar de una responsabilidad que le dieron los votos en 2022, muy pocos pero suficientes como para que él sea el “gobernador”, con minúsculas y entre comillas pero gobernador al fin.
El problema en Oaxaca como en el país, es que no hay oposición. El problema de los despidos injustificados en la burocracia oaxaqueña tras el decretazo número 24, por cierto suspendido por un juez federal, tanto como la falta de insumos médicos, medicamentos y hasta agua en los hospitales de la entidad, debieran ser causas abanderadas desde la oposición, pero el problema es que no existe contrapeso.
Quienes pudieran hacerlo, están inhibidos ya por mucha cola que les pisen, ya por ignorancia de lo que la oposición debe hacer o apatía y por eso vemos a una sociedad que se organiza por sectores pero que no tienen un liderazgo específico y por eso el gobierno hace lo que quiere.
Dos niños en el hospital civil en dos traslados en helicópteros, ¿saben qué ha pasado con los niños?, un video difundido por Despierta Oaxaca de un médico del hospital infantil, muestra la cruda realidad. Dice que traer a un infante en un vuelo especial en helicóptero, NO RESUELVE EL PROBLEMA. El problema se resuelve en el hospital, afirma el médico y la mayoría de las veces quien tiene que cubrir el costo por ejemplo de los oncológicos o el traslado a la Ciudad de México, con los padres que tristemente le dicen a los médicos “doc hágale lo que pueda”, y ellos tienen que hacer lo que puedan con lo que tienen, muchas veces se limitan a rezar.
Esa es la triste realidad detrás del show mediático de “La Nave de Tizoc”.
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