Bien dice el dicho que “el que no ha tenido y llega a tener, loco que quiere volver”, y eso le pasa al consejero jurídico, Geovanny Vásquez Sagrero, cuya oficina se ha convertido en la madrona del Gobierno del Estado, ya que su agencia de colocaciones, le reditúa un sinnúmero de ganancias.
En un abrir y cerrar de ojos, a Vásquez Sagrero se le olvidó la perorata de que en este gobierno no habría nepotismo, ni corrupción, porque justamente esa es su carta de presentación, es un funcionario gris que ha sacado en un año de gobierno, el mejor de los provechos al cargo que le fue conferido, pese a los tumbos que le han reventado en la cara.
Su reciente negocio, es el cambio de titular en el Registro Civil, donde de inicio había colocado a una de sus amigas, Dulce Belén Uribe, que pasó de noche por la dependencia, pues en un año no hizo absolutamente nada, jamás pudo ni siquiera instalarse en su oficina.
Ahora, para cubrir la cuota ya pagada al Consejero, entra al quite Alfredo Santiago Chávez, marido de la extitular, quien aseguró tras el nombramiento, que a él los trabajadores “no le harán lo mismo que a su mujer, porque llegará a poner orden”.
Las protestas de los trabajadores se las pasaron por el arco del triunfo y Vásquez Sagrero no iba a dejar ese negocio tan redituable, así que volvió a colocar a una persona sin capacidad, sin experiencia y que llega al Registro Civil con la idea de vengarse y por supuesto, llevarse lo que pueda, claro, con el respectivo “moche” para su protector.