Un terremoto de magnitud 6.2 estremeció Estambul a las 12:49 hora local, con epicentro a 28 kilómetros al sur de Silivri, en el mar de Mármara, a una profundidad de 6.9 kilómetros, según el Centro Sismológico Kandilli y la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD).
El sismo provocó pánico entre los habitantes, quienes salieron a las calles al sentir los edificios temblar durante unos 10 segundos. Al menos 151 personas resultaron heridas, principalmente por saltar desde balcones o ventanas por temor a derrumbes, aunque ninguna en estado grave, informó la Delegación del Gobierno de Estambul.
Las autoridades confirmaron que no se registraron víctimas mortales ni daños significativos en viviendas, negocios o infraestructuras clave como carreteras, aeropuertos, trenes o el metro, según el ministro de Transporte, Abdulkadir Uraloglu. Un edificio vacío, deshabitado desde hace 30 años, colapsó en Silivri, reportó la cadena NTV.
El sismo se sintió en un radio de cientos de kilómetros, incluyendo Ankara, Esmirna, Sofía (Bulgaria) y regiones de Grecia.
Cuatro réplicas superiores a magnitud 4, incluida una de 5.2, intensificaron el temor en la ciudad, donde la memoria de los terremotos de 1999 (17 mil muertos) y 2023 (más de 50 mil fallecidos) permanece vigente. AFAD pidió a los residentes de Silivri no regresar a sus hogares hasta nuevo aviso y recomendó evitar edificios con posibles daños.
En distritos cercanos al epicentro, como Beyoglu, las alcaldías habilitaron parques y escuelas como refugios temporales para quienes temen volver a sus casas.
El presidente Recep Tayyip Erdogan expresó sus «mejores deseos» a los afectados y aseguró que sigue de cerca la situación, según la agencia Anadolu. El secretario general de la ONU, António Guterres, mostró solidaridad con Turquía.
Las redes de telefonía móvil colapsaron temporalmente tras el sismo, lo que generó críticas en redes sociales hacia las operadoras y el gobierno por fallos similares durante el terremoto de 2023.
Estambul, con más de 16 millones de habitantes, se asienta sobre la Falla del Norte de Anatolia, una de las más activas del mundo.
Expertos advierten desde hace años sobre la posibilidad de un «gran terremoto» en la región del mar de Mármara, que concentra el 45% del PIB turco.