Redacción
Un avión comercial de Air India con 242 personas a bordo (230 pasajeros, 169 indios, 53 británicos, siete portugueses y un canadiense; y 12 tripulantes) se estrelló este jueves pocos minutos después de despegar del aeropuerto internacional Sardar Vallabhbhai Patel de Ahmedabad, en el oeste de la India. La aeronave, un Boeing 787-8 Dreamliner con destino a Londres (vuelo AI171), cayó sobre una zona densamente poblada del barrio residencial de Meghani Nagar, situada justo fuera del perímetro aeroportuario.
Testigos describieron una columna de humo negro elevándose desde los escombros y escenas de pánico mientras residentes y equipos de rescate trataban de auxiliar a posibles sobrevivientes entre los restos en llamas. Las autoridades temían que el accidente no había dejado sobrevivientes y con numerosas víctimas mortales en tierra.
“No parece que haya supervivientes”, declaró al recibir los primeros informes G. S. Malik, comisario de policía de Ahmedabad, a la agencia AP; horas depúes, Malik confirmó que hay un sobreviviente, un hombre hallado en el asiento 11A, mismo que fue trasladado a un hospital para recibir atención médica.
También añadió que es probable que vecinos del barrio también figuren entre las víctimas, dado que el avión impactó contra varios edificios residenciales. Los servicios de rescate informaron que la aeronave cayó sobre un hostal de estudiantes de medicina, del cual se han recuperado al menos 100 cuerpos calcinados hasta el momento.
“Estamos tratando de confirmar la cifra exacta de fallecidos”, señaló Malik, mientras cientos de bomberos, policías y voluntarios continuaban las labores de búsqueda y rescate a lo largo del día.
¿Cómo fue la secuencia del accidente?
El vuelo AI171 despegó de la pista 23 de Ahmedabad a las 13:38 hora local. Apenas segundos después del despegue, el piloto emitió una señal de socorro “Mayday”, según reportes del control de tráfico aéreo. Acto seguido, la torre de control perdió contacto con la aeronave. Datos del portal de monitoreo FlightRadar24 muestran que la última señal del avión se registró tan solo unos segundos después de haber alzado el vuelo.
El registro de su trayectoria indica que el aparato apenas alcanzó una altitud de unos 625 pies (190 metros) y comenzó a descender inmediatamente después. Cinco minutos más tarde, a escasa distancia del aeropuerto, el aparato se precipitó contra el suelo envuelto en una bola de fuego.
Un video aficionado difundido por medios locales captó los instantes finales del avión: se le ve volando bajo sobre los edificios antes de desaparecer tras ellos, seguido de una gran explosión. En las imágenes no se aprecia fuego ni humo procedente de la aeronave antes del impacto, lo que sugiere que la explosión ocurrió en el momento del choque. El fuselaje quedó partido y esparcido entre construcciones derrumbadas, mientras se declaraban incendios en la zona del impacto.
Las causas del siniestro aún se desconocen. Expertos en aviación advierten que es prematuro especular, pero algunos han comenzado a plantear posibles hipótesis.
Por ejemplo, Subhash Goyal, presidente del comité de aviación y turismo de la Cámara de Comercio de la India, sugirió que las temperaturas extremas podrían haber sido un factor desencadenante. “Sospecho que el calor extremo pudo haber provocado la ignición del combustible en algún componente del aparato.
El queroseno de aviación es altamente inflamable y el avión despegó en plena tarde, bajo un sol abrasador”, declaró Goyal, citado por el South China Morning Post. Las autoridades indias, sin embargo, han pedido cautela: todas las hipótesis están sobre la mesa hasta recuperar las cajas negras (registradores de vuelo) y realizar una investigación técnica exhaustiva.
Funcionarios de aviación civil de la India liderarán las indagaciones con la posible asistencia de expertos internacionales. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) indicó que está en contacto con la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y lista para apoyar en caso de que se solicite ayuda técnica estadounidense.
El aparato accidentado era un Boeing 787 “Dreamliner”, considerado una maravilla de la ingeniería aerocomercial moderna. Inaugurado en 2011, el 787 fue diseñado con avanzados sistemas digitales de control de vuelo (fly-by-wire) en lugar de los tradicionales cables y poleas manuales.
Según Boeing, los pilotos controlan el avión mediante señales electrónicas –como si de un sofisticado videojuego se tratara– y computadoras de a bordo ajustan automáticamente las superficies de vuelo (alas y cola) con precisión milimétrica. Este sistema de control incluye tres sistemas de respaldo independientes: si una computadora falla, otras dos toman el relevo para asegurar que el avión responda adecuadamente en todo momento.