Redacción
“La justicia estará al servicio del pueblo, no de unos cuantos poderosos”, dijo cínicamente Salomón Jara Cruz, durante su aburrida conferencia de prensa, donde intentó hablar de la elección judicial, olvidándose que tiene una enorme cola que no puede esconder.
Con el cinismo y el medio español que le caracteriza, señaló que la justicia “ya no estará a merced de un grupo minoritario”, olvidándose que fue uno de los favorecidos de ese sistema de justicia, a quien el entonces gobernador Gabino Cué, pidió cancelar la investigación que lo vinculaba al desvío de varios millones de pesos en el agro oaxaqueño y que lo hubiera llevado a la cárcel e inhabilitado para ser gobernador de Oaxaca.
Fue la auditora de hierro, Perla Woolrich, quien descubrió el desvío de más de mil millones de pesos destinados a programas del campo oaxaqueño. En ese entonces Jara Cruz, en contubernio con el hoy titular de la Secretaria de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (SEFADER) Víctor Leyva, se hicieron de dinero a manos llenas, para ellos y para financiar por años, al expresidente Andrés Manuel López Obrador.
“Aprendí mucho de Salomón”, dice el ridículo cantante Víctor Leyva, quien fue señalado de contratar empresas fantasma y desviar recursos, en complicidad con la come-ratas diputada Irma Juan Carlos, quien falsificaba firmas para comprobar los recursos que nunca recibieron los campesinos, pero que en papel estaban justificados por este trío de hampones.
A esa cúpula de poderosos se refiere el cínico gobernador, cuando habla de que no existía justicia, con el poder judicial que dejó atrás México, ahora habla maravillas de lo que viene para Oaxaca, con un nuevo poder, dónde la cárcel será la venganza para callar a quienes no pudieron con la ley, sus arbitrariedades y excesos de poder.
Ahora cree que por tener un magistrado presidente de Oaxaca, podrá manipular la ley a su antojo, cuando no hace más de sumir al estado a niveles de corrupción, nepotismo y delincuencia organizada como nunca se había hecho.