Reuters.- México debe maniobrar con cuidado ahora que Donald Trump aseguró su regreso a la Casa Blanca, pero la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, aún tiene espacio para negociar y suavizar el impacto en el comercio, la migración y la seguridad, según analistas.
La retórica de campaña de Trump, que incluye aranceles del 200% a los autos procedentes de México, deportaciones masivas y acciones militares frente los cárteles de la droga, coloca a Sheinbaum en una posición difícil. Es probable que se produzca un deterioro inicial en la relación entre los vecinos y un impacto sobre el peso.
Pero a largo plazo, opinan analistas, México tiene cierta influencia, particularmente en materia de migración, que podría ayudar a diluir algunas de las promesas de Trump en áreas como el comercio y la seguridad.
“Lo que sabemos sobre Trump es que es transaccional”, dijo Mariana Campero, del Programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), con sede en Washington.
Campero agregó que Sheinbaum, quien asumió el cargo en octubre, se beneficiará más si sigue el ejemplo de su mentor político y predecesor, Andrés Manuel López Obrador.
Conocido como AMLO, el exmandatario encontró una manera de trabajar con Trump durante el primer mandato del republicano (2017-2021), ejerciendo una mayor aplicación de la ley en materia de migración y alejando las relaciones de las opciones de política económica estadounidense que habrían sido más perjudiciales para México.
“Sheinbaum podría decir: ‘Está bien, México puede recibir a los ciudadanos mexicanos (deportados), pero no impondrás aranceles'”, comentó Campero.
México también podría apoyarse en las empresas estadounidenses, muchas de las cuales se benefician significativamente del tratado comercial de Norteamérica, T-MEC, para presionar frente a grandes aumentos arancelarios.
El actual T-MEC se negoció durante el gobierno de Trump y terminó siendo mucho menos perjudicial para México de lo que los funcionarios mexicanos habían temido inicialmente. El T-MEC será revisado en 2026 y esas conversaciones serán un momento clave en la relación entre Sheinbaum y Trump.
“Esperaría que el gobierno pudiera, en todo 2025 y hacia el 2026, tratar de desarrollar una acción mucho más definida y mucho más agresiva para identificar aliados en México, en Estados Unidos (…) que puedan ser buenos interlocutores con Trump”, opinó Antonio Ocaranza, analista y exportavoz del expresidente mexicano Ernesto Zedillo.
El nombramiento por parte de Sheinbaum del secretario de Economía, Marcelo Ebrard —exsecretario de Relaciones Exteriores de AMLO que tiene experiencia personal tratando con Trump— fue visto como una poderosa señal de que México se está preparando para la revisión del T-MEC, dijeron analistas.
China, tráfico ilegal de drogas y seguridad, temas pendientes en la relación bilateral
Pero otra zona de tensión potencial es China.
Pese a la presión estadounidense, México ha permitido que las empresas chinas expandan su presencia en los últimos años y está considerando un programa de incentivos abierto a empresas de cualquier país interesadas en invertir en su territorio.
Mientras tanto, Trump ha prometido un arancel del 60% sobre los productos chinos y uno de al menos el 10% sobre todas las demás importaciones.
El programa de incentivos de México para atraer inversiones, que no excluye a China, podría poner al país latinoamericano en una situación de colisión con la administración Trump.
“Hay un elemento que va a ser nuevo y va a ser más complicado de manejar para el gobierno mexicano con Estados Unidos, que es la creciente presencia de inversión y de interés económico comercial de China en México”, opinó Ocaranza.
En materia de drogas y seguridad, México también tendrá que afrontar momentos difíciles.
Según los analistas, la administración de Sheinbaum es plenamente consciente de que frenar el flujo de fentanilo —la droga que mata a decenas de miles de estadounidenses cada año— será una prioridad en la agenda de ambos líderes.
Sheinbaum tendrá que estar preparada para cooperar y mostrar resultados a fin de obtener el capital político necesario para evitar las ideas más radicales de Trump, como la intervención militar estadounidense frente los cárteles mexicanos.
Según Lila Abed, directora del Instituto de México del Wilson Center, con sede en Washington, cualquier incursión de ese tipo podría causar un enorme daño a las relaciones entre las economías interdependientes, pero no se la puede ignorar.
“Creo que es una opción real que está sobre la mesa”, dijo.