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    El saqueo en la UABJO; la venta de espacios y las pensiones de exrectores

    Redacción

    La Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), es otra cueva de Alí Baba y los 40 ladrones, la mina de oro para los directivos, lo mismo que el Gobierno del Estado, donde la corrupción y el nepotismo han sido su carta de presentación.

    Es ya por todos conocido la clase de negocios que realizan personajes que mantienen el control en la Universidad, desde la venta de espacios que siguen ofreciendo en cantidades exorbitantes, hasta los que están disfrazados de convenios, que no es otra cosa que métodos de lavado, todo bajo la complacencia y contubernio del rector Cristian Eder Carreño López.

    La UABJO es una bomba de tiempo que no aguanta más el saqueo, lejos han quedado los reconocimientos a su calidad educativa, ahora los problemas internos la tienen ahorcada, mientras tres familias se benefician al tener cooptados los espacios directivos.

    Una de ellas son los Martínez Helmes, encabezados por el exrector Abraham Martínez Alavez, quienes tienen espacios neurales en la Universidad, desde donde manejan sus diversos negocios, arropados por profesores y alumnos afines a ellos.

    Sin embargo, lo que ha causado enojo entre catedráticos que han laborado por muchos años en la institución, es la cantidad exorbitante que Martínez Alavez cobra como pensión, cantidad que la UABJO le otorga sin empacho, mientras ellos cobran sueldos irrisorios.

    Con numero de empleado 00897, el exrector tiene un cobro quincenal por jubilación de 37 mil 589.13, es decir, al mes obtiene un pago neto de 69 mil 992.14 pesos, libres de polvo y paja, además de las ganancias por los jugosos “negocios” que aún mantiene dentro de la Universidad.

    Señalado por ser uno de los generadores de conflictos, para posteriormente obtener ganancias para permitir que se resuelvan, en coordinación con sus hijos actualmente lidera los problemas que hay en la Preparatoria No. 7, Bellas Artes y la Facultad de Derecho, esta última dirigida por su hija Rocío Martínez Helmes.

    La UABJO ya no aguanta más, es cuestión de tiempo.

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