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    ¡Maravillosos! Descubren 125 mamíferos que brillan en la oscuridad

    Científicos de Australia identificaron la fluorescencia bajo la luz ultravioleta en numerosas especies. En el Día Mundial de los Animales, este es el detalle que muestra que es una característica mucho más común de lo que se creía entre mamíferos. Para qué la usan

    En el reino animal, hay algunas especies que asombran por su fluorescencia que puede hacerlos brillar en la oscuridad. Se trata de una característica que puede deberse a la presencia de proteínas o pigmentos específicos en sus escamas, piel o pelaje.

    Esa proteína u otro tipo de sustancia química que está en la superficie del organismo puede absorber la luz y luego emite a longitudes de onda más largas y de menor energía.

    En el Día Mundial de los Animales, esta es un detalle del estudio científico que advirtió sobre la habitual presencia de la característica de fluorescencia en mamíferos. Se ha observado en aves, reptiles, anfibios, peces, corales, moluscos y, sobre todo, en escorpiones y otros artrópodos. Se ha descrito con menos frecuencia en mamíferos.

    Sin embargo, un nuevo estudio realizado por científicos de Australia ha demostrado que la fluorescencia en los mamíferos es mucho más común de lo que se cree. La identificaron en el oso polar, el topo marsupial meridional, el canguro grande, la cebra de montaña, el armadillo de seis bandas, el murciélago narigudo, el leopardo, la civeta palmera asiática, el zorro rojo, y el delfín tornillo enano, entre otros.

    La investigación fue dirigida por el doctor Kenny Travouillon, conservador de mastozoología del Museo de Australia Occidental, en colaboración con la Universidad de Curtin. Analizaron más de 125 especies de mamíferos y determinaron que la fluorescencia entre los mamíferos también es extremadamente común.

    Cómo se hizo el estudio sobre fluorescencia

    “Teníamos mucha curiosidad por descubrir la fluorescencia en los mamíferos. Utilizando el espectrofotómetro de la Facultad de Ciencias Moleculares y de la Vida de la Universidad de Curtin, pudimos medir la luz que emitía cada espécimen al exponerlo a la luz ultravioleta”, explicó Travouillon.

    “Registramos la fluorescencia en 125 especies de mamíferos de la colección del Museo de Australia Occidental, que abarcan todos los órdenes conocidos de mamíferos y la gran mayoría de las familias de mamíferos, todos los cuales emitían fluorescencia en distintos grados”, agregó.

    En los humanos, se sabe que los huesos y los dientes brillan con fluorescencia, al igual que el pelo y las uñas blancas. Algunos roedores presentan un brillo rosado bajo la luz ultravioleta y los ornitorrincos brillan con un color azul verdoso.

    En los últimos años se ha descrito en marsupiales australianos como ornitorrincos, wombats (que tienen la apariencia de un oso en miniatura que ronda entre los 20 y 35 kilogramos), demonios de Tasmania y equidnas.

    Entre las 125 especies estudiadas, encontraron que todas ellas mostraban alguna forma de fluorescencia. Los investigadores descubrieron que 107 de las 125 especies (86%) tenían pelaje que brillaba bajo la luz ultravioleta.

    Las 125 especies representan los 27 órdenes de mamíferos vivos y aproximadamente la mitad de todas las familias de mamíferos vivientes.

    La investigación también reveló que la fluorescencia era más común e intensa entre las especies nocturnas. Pero también estaba presente en los animales diurnos, activos durante el día, como la cebra de montaña y el oso polar.

    Los animales fluorescentes brillan bajo la luz ultravioleta porque las proteínas de su pelaje o piel absorben la radiación y la emiten como luz visible. “La luz ultravioleta incide en el pelo o la piel, y las proteínas desplazan la luz al rango visible. Por eso aparecen azules o verdes, o incluso rojos”, comentó.

    Según Travouillon, todos los mamíferos tienen dientes fluorescentes y muchos también uñas fluorescentes. El delfín tornillo enano fue el único animal analizado por los investigadores cuya única parte del cuerpo fluorescente eran los dientes.

    Los investigadores analizaron una combinación de especímenes animales conservados y congelados -principalmente de la colección del Museo de Australia Occidental- para tratar de descartar que el brillo no fuera un mero artefacto del proceso de conservación.

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